Manifiesto 8M
JUNTAS SOMOS MÁS.
Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender
nuestros derechos conquistados. Fue la unión de muchas mujeres en el mundo, la
que consiguió grandes victorias para todas nosotras y nos trajo derechos que
poseemos hoy. Nos precede una larga genealogía de mujeres activistas,
sufragistas y sindicalistas. Las que trajeron la Segunda República, las
que lucharon en la Guerra Civil, las que combatieron al colonialismo y las que
fueron parte las luchas anti-imperialistas. Sin embargo, sabemos que aún no es
suficiente: queda mucho por hacer y nosotras seguimos luchando.
La
sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos permite
seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y
reivindicativa.
Hoy, 8 de
Marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la HUELGA FEMINISTA.
Nuestra
identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en
el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados.
Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras edades son todas y nos
sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter, queer, hetero… Somos las que no
están: somos las asesinadas, somos las presas. Somos TODAS. Juntas hoy
paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos
atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! De
violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos
las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en
libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la
violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de
nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de
vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que
nuestra reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De
opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales!Denunciamos
la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras,
como otra forma de violencia machista. Somos mujeres y somos diversas.
¡MUJERES
LIBRES, EN TERRITORIOS LIBRES!
Somos
las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las
mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que
mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo
del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia y la
sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en
la casa, mal pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de
cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la
redistribución de este tipo de tareas.
Hoy
reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias
machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el
patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.
No aceptamos
estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres
por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos huelga laboral.
Huelga
contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a
los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre,
los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos
las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías
o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos,
nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están
copados por hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la
política son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación
salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso sexual en el
ámbito laboral.
Denunciamos
que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos castigue
por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por
tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por tener diversidad
funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra
situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y
autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida: el
embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación
laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales.
Exigimos
también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria,
que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la cotitularidad de las
pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado, o que hemos
desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual
que el trabajo laboral y luchamos por la ratificación del convenio
189 de la OIT que regula el trabajo doméstico.
Gritamos
bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento
único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las
mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y
en la preservación de la biodiversidad . Por eso, apostamos decididamente por
la soberanía alimentaria de los pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras
que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos
que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la
política.
Exigimos ser
protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin
ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto,
y por eso, también hacemos huelga de consumo. ¡Basta ya de ser
utilizadas como reclamo!
Exigimos
también la despatologización de nuestras vidas, nuestras emociones,
nuestras circunstancias: la medicalización responde a intereses de grandes
empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida
como enfermedades!
La
educación es la etapa principal en la que construimos nuestras identidades
sexuales y de género y por ello las estudiantes, las maestras, la comunidad
educativa y todo el movimiento feminista exigimos nuestro derecho a una
educación pública, laica y feminista. Libre de valores heteropatriarcales desde
los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta
la universidad. Reivindicamos también nuestro derecho a una formación
afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin
reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni
LGTBIfóbica en las aulas.
Exigimos
un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una
educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de
texto; y en la que la perspectiva de género se transversal a todas las
disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!
¡VIVAN
LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
Ninguna
mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión. Gritamos bien
alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico! Las guerras son
producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los
territorios y de las personas. La consecuencia directa de las guerras son
millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo
victimizadas, olvidadas y violentadas. Exigimos la acogida de todas las
personas migradas, sea por el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en
territorios libres!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la educación.
Denunciamos
la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos
la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno derecho.
Denunciamos
la grave represión y recortes de derechos que estamos sufriendo.
Exigimos
plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total aceptación de
nuestra diversidad.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS,
COMBATIVAS Y REBELDES!
Hoy, la huelga feminista no se acaba:
¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!
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